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Real Archicofradía de las SS. Juan el Bautista y Evangelista de los Caballeros de Malta ad Honorem de Catanzaro
(adjunto a la Archibasílica de Letrán)
La historia de la Real ArchicofradÃa de los Santos Juan Bautista y Evangelista de los Caballeros de Malta ad Honorem de Catanzaro destaca por distinguirse por un manto extraordinario y excepcional no solo jurÃdico sino también eclesial. Su filiación directa a la Cátedra de Letrán, es decir a la Iglesia madre de Roma "Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput" es sin duda su mayor orgullo.
La Cátedra y el Templo surgieron en un terreno que formaba parte del Patrimonium Brutium de la Santa Sede, constituyendo efectivamente la rama en Calabria y gozando del derecho de extraterritorialidad desde su nacimiento. En el año 1457 siendo Papa Nicolás V y Obispo de Catanzaro Palamede, se inició la construcción del templo, utilizando los materiales extraÃdos de las ruinas del destruido castillo del Conde Centelles.
Una vez finalizada la construcción, ya estaba en funcionamiento una cofradÃa compuesta por ciudadanos de noble linaje y costumbres irreprochables, regida por un Prior. El Prior tenÃa tanta consideración en la ciudad que sólo los que habÃan ocupado este cargo fueron elegidos como primer ciudadano.
Las indulgencias, los privilegios, los honores otorgados por los Supremos PontÃfices han sido numerosos a lo largo de los siglos, dando testimonio de la singularidad y vitalidad que hicieron poderosa e importante esta gloriosa asociación. Entre los principales, no menos importante, el del Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja) que con la Bula del 28 de abril de 1502 amplió y otorgó un nuevo signo visible de pertenencia directa, permitiéndole poder presumir del emblema heráldico del Triregno. y los Sacré Llaves: el mismo emblema de los Romanos PontÃfices Vicarios de Cristo. la suya es visible durante las procesiones y en Roma el dÃa del Corpus Domini precede al dosel del Papa con el SantÃsimo Sacramento hasta la BasÃlica de Santa Maria Maggiore. Numerosos Papas dieron y reconfirmaron la autonomÃa de la Iglesia y de la CofradÃa frente a la Autoridad Diocesana y el mismo Papa Pablo V (Camillo Borghese) con la Bula n. 69, se autoproclamó como sinónimo "Padre espiritual ad Honorem" de la Congregación.
Otro "favor" que da fe de la filiación directa al obispo de Roma es la obligación tradicional y secular de pagar una "libra de cera trabajada y un barril de damasco carmesÃ" por parte del Prior de la ArchicofradÃa. Esto fue querido el 14 de mayo de 1688 por el gran Papa Inocencio XI (Benedetto Odescalchi) como un signo tangible de sujeción. El Prior actual restauró esta carga de honor el dÃa de la Dedicación de la ArchibasÃlica de Letrán entregando el sÃmbolo de esta ofrenda y privilegio centenario a las manos directas del Obispo Auxiliar de Roma.
Otro aspecto que pone de relieve la singularidad de la CofradÃa es el reconocimiento en la atribución por parte del Rey Carlos III de España en 1735, cuando estaba en Catanzaro como invitado del Marqués De Riso , Prior de la CofradÃa, del tÃtulo de Caballeros de Malta ad Honorem. Este reconocimiento se dio por el alto valor espiritual que distinguÃa a los miembros de la Hermandad y por las importantes obras caritativas que realizaban en beneficio de los enfermos (recordemos el primer hospital de la ciudad fundado y administrado por asociación), por los pobres y necesitados de la ciudad.
Esta donación constituye un unicum en los ordenamientos jurÃdicos provocando asà una transformación relativa a la naturaleza jurÃdica de la ArchicofradÃa y convirtiéndose asà en una institución religioso-caballeresca-noble. Este privilegio, con el derecho a portar la cruz blanca de Jerusalén, fue reconfirmado por el Real Decreto de 21 de marzo de 1777 por SM el Rey Fernando IV de las Dos Sicilias y el 8 de diciembre de 1974 por SM Carlos X de Borbón .
Aún queremos recordar dos momentos en el plano jurÃdico y religioso: el primero con la carta del Praefectus Ecclesiarum Unitarum Can. Mons de Toth de 3 de noviembre de 1986 en el que reafirma el derecho de propiedad del monasterio de Catanzaro en el CapÃtulo de Letrán y, por tanto, de la dependencia de la Real ArchicofradÃa; la segunda es la declarada por el Sumo PontÃfice Papa Inocencio en 1612 y reconfirmada por numerosos sucesores, entre ellos el Papa PÃo XII con la carta apostólica de 1939 "Jam recolendae memoriae", y se refiere a las indulgencias que se obtienen al entrar en el Sagrado Templo de Catanzaro, de hecho escribió: ... Ut numerari non possint .. nisi solo Deo, quasomnesconfirmo, et etiam dixit Papa Bonifacius: Si homines scirent quot sunt indulgentiae in Ecclesia S. Joannis Lateranem et suismembris, a summis Romanis Pontificibus concessae, nequaquam trabaja pretium estum proficisci ad Sepulchrum Hyerosolimitanum ... "
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